lunes, 29 de septiembre de 2014

Así que has decidido volver a salir del lodo, después de tantos años...
Arpía hundida en cemento agrio de mentiras y saliva vieja. Cable roto y sin remedio, ahora te pones un esparadrapo para tapar todo lo podrido que ocultas tras la piel.
Vuelves a frecuentar los viejos círculos, serpiente emplumada, disfrazada hiena.
No es la primera vez que te vuelvo a ver, y no me importa mientras no cruces mi camino. Se que has intentado volver a tirar chinchetas sobre mi colchón, pero pobrecito duende, mi espalda es ya de acero y tus oyentes, lobos viejos. Los nuevos perros, pronto te calarán y harás como con todos los que sabemos tu verdad, lanzar piedras sobre sus tejados. Sólo te queda el tapar. Tapar tanta mierda en tu profundo agujero debe ser bien difícil. Las palas se quiebran y se doblan, y los agujeros no son infinitamente profundos. Tapa bien con tierra para que tu mierda no vea la luz y, ya que has salido de tu pantano, procura no volver de nuevo con el disfraz hecho trizas.
Tu me enseñaste a desconfiar, a ver la cara debajo de la máscara. Me enseñaste que hay caramelos rellenos que no contienen algo agradable. Y gracias a eso, he aprendido a elegir, a observar, a esquivar, a apreciar lo bello del "mejor solo que mal acompañado", pero sobre todo, a evitar a la gente como tú. Sólo te agradezco que me enseñaras a elegir bien a quien quiero querer, y a que me de igual esperar si no aparece, y si es necesario. Tu veneno me hizo fuerte, fuerte en mi alma, en mis debilidades, y en mi individuo.
Que tu nueva mentira sea una verdad, al menos de holograma.

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